Desde hace años trabajo como psicopedagoga en colegios y en consultorio. En cada espacio pude ver de cerca cómo el juego tiene un poder único: transforma vínculos, destraba dificultades en el aprendizaje, dibuja sonrisas y fortalece habilidades cognitivas.

En las sesiones, muchas veces el juego fue la llave que abrió puertas que parecían cerradas. A través de una dinámica lúdica, los chicos se animan a explorar, a probar, a equivocarse y volver a intentar. Y en ese recorrido, aparecen logros que van mucho más allá de lo académico: confianza, motivación, ganas de aprender.

El juego no es un “premio” ni un simple pasatiempo. Es una herramienta poderosa que, usada con intención, permite acompañar procesos de aprendizaje y desarrollo de una manera profunda y significativa. Por eso decidí volcar toda esa experiencia en la creación de Cerebrillos: juegos diseñados con propósito, que combinan diversión con estimulación cognitiva y emocional.

Más allá de mi rol profesional, como mamá comprobé la necesidad de tener en casa juegos que convoquen a los chicos. Juegos que no dependan de pantallas, sino que inviten a compartir entre hermanos, con los padres, con los abuelos y con los amigos que vienen de visita. Porque esos momentos no solo entretienen: construyen recuerdos, fortalecen lazos y nos permiten disfrutar de estar juntos.

Así nace Cerebrillos, de esa doble mirada: la profesional y la personal. Como psicopedagoga, sé que el juego es clave para el desarrollo. Como mamá, sé que es indispensable para crear momentos de conexión real. Mi objetivo es que cada juego de Cerebrillos sea una oportunidad para aprender, disfrutar y crecer.

 

Próximamente vas a poder conocer nuestros juegos educativos, creados con propósito y con el deseo de estar presentes tanto en los hogares como en los espacios de aprendizaje.